Hoy en día son cúmulo las mujeres que por X circunstancias no quieren tener hijos, se entiende…
Pero no tanto el hecho de que un hombre por voluntad propia decida no ser padre, y no hablamos de paternidad prematura, sino de hombres maduros que no desean sacrificar su tiempo y esfuerzo en cambiar pañales. Otros reniegan dejar descendencia por miedo, incertidumbre e inseguridad por no alcanzar el ideal que socialmente se tiene de ser padre.
Decía un amigo: “No, no quiero hijos, no por egoísmo, sino porque yo tuve una vida muy complicada con mi padre, siento que puedo repetir el patrón. La paternidad implica muchos sacrificios, no sé si estoy dispuesto a asumirlos, no sé si vale la pena traer hijos a este mundo de inseguridad, carencias, faltas de oportunidades, violencia o simplemente para privarlos de muchas cosas. Esto me aterra, de ahí mi decisión de acudir a la vasectomía, la ley me lo permite”.
Otro más afirmaba: “Los hijos han pasado a ser más costosos hoy en día, pero no sólo económicamente, sino emocionalmente, de energía, de tiempo. Tengo 38 y sin hijos, soy libre, tengo el control de mi vida, viajo constantemente. Tener descendencia no sólo implica ataduras, sino estrés, sobrepeso, angustia, desvelos, dos turnos laborales para que al final te saquen los ojos o te manden a un asilo”.
“Un compromiso y mucha responsabilidad, cuando ni yo puedo hacerme cargo de mí mismo”, argumentaba un tercero.
Se dice que un hombre está realizado si escribe un libro, planta un árbol y tiene un hijo. Creo que para tantos esto último ya no entra en el plan original, y no por egoísmo o narcisismo, sino porque hoy las condiciones emocionales de muchos caballeros son diferentes, ya no hay interés en la crianza, ya no buscan trascender o dejar una huella en el mundo vía hijos, sino por logros profesionales, sociales, morales.
Y la vasectomía para estos hombres significa amar sin preocuparse por las consecuencias, ser libres a su manera sin apegarse a las normas sociales o a las leyes no escritas de la forzosa paternidad. La buena noticia es que este procedimiento es reversible por si en algún momento cunde el arrepentimiento y a los 40 surge el anhelo de cargar a un bebé.